Día: 5 de diciembre de 2016
Padre Creador Nuestro: límpianos, pues nosotros somos Tu propiedad y cumplimos Tu Voluntad”.
MENSAJE DE DIOS PADRE
A SU HIJA AMADA, LUZ DE MARÍA.
27 DE ABRIL 2010
Amadísimos Hijos:
SIETE DÍAS CREANDO CUANTO EXISTE, E IMPREGNANDO EN CADA COSA CREADA EL ALIENTO DE MI AMOR; Y LE ENTREGUÉ AL HOMBRE LA TIERRA, PARA QUE FUERA FELIZ
Y LA ADMINISTRARA CON CUANTO POSEE, PARA SU BIENESTAR.
Hoy miro esta posesión de ustedes, destruida, en un estado caótico del cual no son conscientes aún. Han abusado de Mi Amor, han abusado de todo cuanto Mi Amor creó para ustedes, para su bienestar.
Un pueblo que ha caminado a lo largo de la historia, una y otra vez, reiterando su proceder, purificándose y nuevamente sumiéndose en la avaricia y en la soberbia.
El amor de Mis fieles en todo momento de la historia, la fe, la entrega, la dedicación de Mis fieles se ha elevado, ha ascendido, ha traspasado la atmósfera y ha contagiado de amor todo el Cosmos.
Pero así como el amor de Mis fieles ha trascendido y contagiado de amor el Cosmos, así hoy tristemente debo decirles, que el pecado ha trascendido las entrañas de la Tierra, ha llegado al centro de la misma y se revierte hacia el hombre. Pero mirándose ésta saturada y agobiada por el pecado del hombre, hoy la Tierra permite que el pecado trascienda la atmósfera y salga de ella.
EL COSMOS EN ESTE MOMENTO PERMANECE EN UN SILENCIO EXPECTANTE.
Todo cuanto He creado para ustedes, todo el Cosmos en ese silencio expectante, clama a Mí: “Padre Creador Nuestro: límpianos, pues nosotros somos Tu propiedad y cumplimos Tu Voluntad”.
Y ante esta súplica de Mi Creación, permito Yo, sumido en Nostalgia Divina, que la naturaleza por sí misma, haga retornar todo al orden al que Yo le creé por primera vez. Así es que hoy una vez más les anuncio que esta Tierra que alberga a toda la humanidad, se conmocionará, porque este Creador ha escuchado las súplicas de Su Creación.
A ustedes, Mis amados fieles: les ruego mantenerse firmes en la fe, inmovibles y cuales columnas, sean sostén uno del otro. Ustedes Mis fieles, sean esos rayos de luz que trasciendan la atmósfera e iluminen el Cosmos.
Hoy les llamo a sumirse en ese silencio expectante, pero sin temor, sino en una amorosa espera.
Este es el tiempo esperado, este es el tiempo en el cual el tiempo no es tiempo, éste es el momento en el que ya no hay momento.
Este es Mi tiempo, Mi momento y a ustedes les queda esperar con paciencia, con fe, confiados en Mi protección, en Mi auxilio Divino, en Mi Misericordia. Confiados en que Yo proveo, en que Mis Ángeles, cuando sea necesario les darán de comer de su mano.
No se atemoricen porque Mi Pueblo es un Pueblo de héroes que ha vencido, no una, sino miles de batallas. Mi Pueblo es un Pueblo de héroes que vence día a día la batalla contra lo mundano, contra lo pecaminoso. Mi pueblo es valeroso, ha sido un Pueblo guerrero, ha sido un Pueblo confiado, a sabiendas de que cada uno vale por millones.
Ustedes son Mi orgullo, y así desearía que se multiplicaran como la arena del mar, pero para este cumplimiento, debe haber purificación. Prepárense: la tierra se estremecerá, vibrará y causará angustia, pero ustedes manténganse firmes y enciendan la vela, la vela del alma pura, del alma sin pecado, del alma que desea ser cada día mejor.
Hoy he venido a buscarles para traerles Mi bendición, no sólo a ustedes, sino a todo aquel que LEA ESTA PALABRA MÍA DE ESTE DÍA LE PROMETO RESGUARDARLE EN LA PALMA DE MI MANO.
Les bendigo en Mi Nombre, en el Nombre de Mi Hijo y en el de Nuestro Espíritu.
DIOS PADRE
ORACION PARA BENDECIR LA CASA. DADA POR JESUS.
Dice Jesús: DADO A MARIA VALTORTA.
“Escribe:
“Rey santísimo, Corazón adorable, Maestro y Señor mío, te ruego seas Tú el Rey de esta micasa. Que tu Corazón, lleno de misericordia, la derrame sobre ella y sobre quien la habita. Que tu Sabiduría amaestre los corazones en la ciencia del Bien, de tu Bien, y sea tu Poder el único que reine en ella, no habiendo pensamiento, acto o deseo humano que se oponga a lo que Tú quieres.
De ahora y para siempre seas Tú sólo el único que aquí mande, dirija y aconseje. A Ti nosentregamos con alma y cuerpo, siendo tuyos, siempre tuyos para la tierra y sobre la tierra, para el Cielo y en el Cielo. Y tú, María, Madre amabilísima, lirio de la Trinidad, florece en esta morada con tu sonrisa y tu perfume de gracia; cobija a la sombra de tu pureza nuestros corazones y enciérralos en el cáliz de tu maternal amor. Defiéndenos del Infierno y de sus legiones crueles estrechándonos contra tu corazón sin mácula y traspasado. Madre y Reina, sé nuestra Madre y nuestra Reina.
José, custodio fiel de los dos más Santos, pues que de ellos queremos ser, sé también nuestro custodio. Vigilante y laborioso, condúcenos por las sendas de la Salvación y ayúdanos en los peligros de la vida.
Jesús, María y José, por vuestra continua presencia, haced de esta morada una nueva casa de Nazaret. ¡Corazón de Jesús, corazón de María y corazón de José, dadnos vuestro amor y tomad el nuestro! ¡Salvadnos ahora y en la hora de la muerte! Así sea”.
DIRÁS ESTA ORACIÓN PARA VOLVER A CONSAGRAR LA CASA
Y MANDARÁS BENDECIR TODAS Y CADA UNA DE SUS DEPENDENCIAS
Dirás esta oración para volver a consagrar la casa y mandarás bendecir todas y cada una de sus dependencias. Y recuerda tú, y quien está contigo, que donde Nosotros estamos nada debe haber que pueda herir nuestra santidad.”
768-769
A. M. D. G.
ORACION POR EL UNIVERSO.
MENSAJES DE DIOS PARA LOS SACERDOTES.
¡Oh Jesús, restaurador del universo!, DADA A SANTA GERTRUDIS.
ORACION DE ALABAR A JESUCRISTO. SANTA BRIGIDA.
Dios reveló a santa Brígida esta oración, en la cual es alabado Jesucristo devota y encarecidamente con una narración puntual de su gloriosa encarnación y de todos los hechos, trabajos y dolores de su vida y de su santísima muerte, de su ascensión a los cielos, de la venida del Espíritu Santo a sus discípulos, etc.
Libro 12 – Oración 2
Bendito seáis Vos, mi Señor, mi Dios, y queridísimo amante de mi alma, que sois un solo Dios en tres personas. Gloria y alabanza os sea dada, mi Señor Jesucristo, que fuisteis enviado por el Padre al cuerpo de una Virgen, quedando, no obstante, con el Padre siempre en el cielo, y permaneciendo con su divinidad el Padre en vuestra Humanidad sin separarse de Vos en el mundo. Honra y gloria os sea dada, mi Señor Jesucristo, que habiendo sido concebido por el Espíritu Santo en el vientre de la Virgen, crecisteis corporalmente, y en él con humildad habitasteis hasta el tiempo del parto, y después de vuestra dichosa Natividad os dignasteis ser tocado con las purísimas manos de vuestra Madre, ser envuelto en pañales y reclinado en un pesebre.
Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que quisisteis fuera circuncidada vuestra inmaculada carne, llamaros Jesús, y que os ofreciera en el templo vuestra Madre. Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que os hicisteis bautizar en el Jordán por vuestro siervo Juan. Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que con vuestra bendita boca predicasteis a los hombres palabra de vida, y en presencia de ellos ejecutasteis muchos milagros. Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que para cumplir las escrituras de los profetas, manifestasteis con pruebas al mundo que érais el verdadero Dios.
Gloria y bendición os sea dada, mi Señor Jesucristo, que maravillosamente ayunasteis cuarenta días en el desierto, y permitisteis que os tentara vuestro enemigo el demonio, al cual cuando quisisteis lo echasteis de Vos con una sola palabra. Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que con anticipación anunciasteis vuestra muerte, y en la última cena consagrasteis maravillosamente el pan material convirtiéndolo en vuestro precioso Cuerpo y lo dísteis con amor a vuestros Apóstoles en memoria de vuestra dignísima Pasíon, y mostrasteis humildemente vuestra suma humildad, lavándoles los pies con vuestras santas y preciosas manos.
Honra os sea dada, mi Señor Jesucristo, que tuvisteis un copioso sudor de sangre a causa del temor de la Pasión y muerte de vuestro inocente cuerpo, y a pesar de todo consumasteis nuestra redención, que queriais llevar a cabo, y de esta manera manifestasteis muy a las claras el amor que teniais al linaje humano. Gloria os sea dada, mi Señor Jesucristo, que vendido por vuestro discípulo y comprado por los judíos, fuisteis preso por causa nuestra, y con una sola palabra arrojasteis en tierra a vuestros enemigos, en cuyas inmundas y rapaces manos os entregasteis después por vuestra voluntad.
Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que fuisteis llevado a casa de Caifás, y Vos que sois Juez de todos, consentisteis humildemente en ser entregado al juicio de Pilatos. Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que por el juez Pilatos fuisteis enviado a Herodes, y permitisteis que éste se burlara de Vos y os despreciase, y consentisteis en volver a ser conducido ante el mismo juez Pilatos.
Gloria os sea dada, mi Señor Jesucristo, por la burla que padecisteis, cuando vestido de púrpura fuisteis coronado con agudísmas espinas, y porque sufristeis con mucha paciencia que os escupiesen en vuestro glorioso rostro, os taparan los ojos, y con sus malhadadas manos os diesen los inícuos y violentos golpes en vuestras mejillas y cuello. Alabado seáis, mi Señor Jesucristo, que cual inocente cordero permitisteis con grandísima paciencia ser atado a la columna, ser azotado cruelmente, ser conducido y comparacer cubierto de sangre ante el tribunal de Pilatos.
Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que con vuestros benditos oídos quisisteis oir pacientísimamente las injurias y oprobios que os hacían delante de Pilatos, y los gritos del pueblo pidiendo que el ládron fuera absuelto, y que Vos, inocentísimo Jesús, fuérais condenado. Honra os sea dada, mi Señor Jesucristo, que con todo vuestro cuerpo cubierto de sangre fuisteis condenado a la muerte de cruz, y con sumo dolor la llevasteis en vuestros sagrados hombros conducido furiosamente al lugar de vuestra Pasión, y despojado de vuestras vestiduras, quisisteis ser clavado de este modo en el santo madero.
Inmensa gloria os sea dada, mi Señor Jesucristo, porque humildemente padecisteis por nosotros que los judíos extendieran con cuerdas vuestras venerables manos y pies, y con clavos de hierro los sujetaran en el madero de la cruz, os llamasen también traidor, y poniendo sobre vuestra cabeza un rótulo para denigraros, se burlasen de vos de muchas maneras y con sus nefandas palabras.
Alabanza eterna y acción de gracias os sean dadas, mi Señor Jesucristo, que con tan gran mansedumbre padecisteis por nosotros tan crueles dolores. Pues cuando en la cruz se agotaron todas las fuerzas a vuestro bendito cuerpo, obscurecíanse vuestros amorosos ojos; por falta de sangre cubríase de palidez vuestro bellísimo rostro; abrasábase y estaba seca vuestra bendita lengua; vuestra boca hallábase empapada con una amarguísima bebida; vuestros cabellos y barba estaban inundados con la sangre de las heridas de vuestra santísima cabeza; con grande e intenso dolor separábanse de sus coyunturas los huesos de las manos y de los pies para sostener vuestra queridísima humanidad; rompíanse cruelmente las venas y tendones de todo vuestro bendito cuerpo; y habiais sido azotado tan desapiadadamente y herido con tan dolorosas llagas, que así vuestro cutis como vuestra inocentísima carne estaban destrozados de una manera insufrible. Y de esta suerte afligido y lleno de dolores estuvisteis en la cruz, oh mi dulcísimo Señor, y humilde y pacientemente esperasteis con excesiva pena a la hora de la muerte.
Honra perpetua os sea dada, mi Señor Jesucristo, que en medio de tales angustias mirasteis humildemente con vuestros piadosos ojos de amor a vuestra santísima Madre, la cual nunca pecó, ni consintió jamás en el menor pecado, y para consolarla le encargasteis a vuestro discípulo que la custodiase fielmente. Bendición eterna sea dada a vos, mi Señor Jesucristo, que hallandoos en la agonía de la muerte disteis esperanzas de alcanzar la bienaventuranza a todos los pecadores, cuando al ladrón convertido a vos, le prometisteis misericordiosamente la gloria del Paraíso.
Alabanza eterna os sea dada, mi Señor Jesucristo, por cada hora que en la cruz estuvisteis padeciendo crueles angustias y amarguras por nosotros pecadores: porque los agudísimos dolores procedentes de vuestras llagas penetraban de un modo cruel vuestra dichosa alma, y traspasaban inhumanamente vuestro sacratísimo corazón hasta que partiéndose éste, entregasteis felizmente vuestro espíritu, e inclinado la cabeza, os encomendasteis a vos mismo en manos de Dios Padre; y habiendo muerto en el cuerpo, quedasteis del todo frío. Bendito seáis vos, mi Señor Jesucristo que con vuestra preciosa sangre y con vuestra sacratísima muerte redimisteis las almas y las sacasteis misericordiosamente del destierro a la vida eterna.
Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que muerto estuvisteis pendiente en el madero de la cruz y al punto con vuestro poder libertasteis de la cárcel del infierno a vuestros amigos. Bendito seáis Vos, mi Señor Jesucristo, que por salvarnos dejasteis traspasar vuestro costado y corazón, y del mismo costado derramasteis copiosamente vuestra preciosa sangre y agua para redimirnos, y antes de que el juez concediese licencia, no quisisteis que fuera bajado de la cruz vuestro sacratísimo cuerpo.
Gloria os sea dada, mi Señor Jesucristo, porque quisisteis que vuestros amigos bajaran de la cruz vuestro bendito cuerpo, y lo reclinaran en las manos de vuestra afligidísima Madre, y lo envolviera ésta en un sudario, y permitisteis que fuese puesto en un sepulcro, y custodiado allí mismo por soldados. Honra sempiterna os sea dada, mi Señor Jesucristo, que al tercero día resucitasteis de entre los muertos, y os manifestasteis vivo a quienes fué de vuestro beneplácito; y a los cuarenta días en presencia de muchos subisteis también a los cielos, donde colocasteis honoríficamente a vuestros amigos que habiais libertado del infierno.
Júbilo y alabanza eterna os sea dada, mi Señor Jesucristo, que enviasteis el Espíritu Santo a los corazones de vuestros discípulos, y aumentasteis en sus almas el inmenso amor de Dios. Bendito seáis, alabado y gloriosa por todos los siglos, mi Señor Jesucristo, que en vuestro reino de los cielos estáis sentado sobre el trono en la gloria de vuestra divinidad, viviendo corporalmente con todos vuestros santísimos miembros que tomasteis de la carne de la Virgen, y así habéis de venir en el día del juicio para juzgar las almas de todos los vivos y muertos; vos que vivís y reináis con el Padre y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
JESUS MI DELICIA.
ALABADA SEA LA SANTISIMA TRINIDAD POR LA LUZ QUE NOS DA.
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(10) Este Don de esta Revelación: «La Verdadera Vida en Dios». |
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( 11 ) Significa: nuestras almas. |
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(12) Expresión que significa: Dios Bajó para Alcanzar el nivel de Su débil gente.
(13) Intimidad. (14) Unión Divina en el Amor de Dios. |
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ORACION PARA PEDIR SANTIDAD.
Señor de los Cielos,
Santifica mi alma, Tu Morada,
para que Tú, mi Rey, seas glorificado.
Corona mi alma de Santidad,
para que en Tu Divinidad,
pueda hacerme heredera de Tu Reino y Tu Gloria.
Prometo ofrendar mi vida por mis hermanos y hermanas
y llegar a ser parte de Tu Plan de Salvación.
Creador, yo soy tuya.
Jesucristo, yo soy tuya.
Espíritu Santo, yo soy tuya.
Amén.
JESUS MI GUIA.
Jesús, Luz mía,
Jesús, mi Guía,
Te amo porque me Has Enseñado el Camino.
Espíritu Santo,
mi Santo Compañero y mi Amigo,
Tú que Susurras en mi oído Consejo, Sabiduría y Consuelo,
Te amo porque Has Permitido que mis ojos vean y que mis oídos escuchen.
Te adoro porque me Has Resucitado
y Te Has Convertido, oh Dulce Maná del Cielo,
en mi Pan de cada día.
Tú Has Consolado mi alma afligida y desgraciada;
Tú me Cuidas en este desierto
y Estás Atento a mis necesidades;
Tú Estás Inspirando, en Llama Rugiente,
Tus Dones a toda la humanidad,
para Gloria de la Santísima Trinidad;
Concédenos a todos
la Gracia de consagrarnos a obedecer Tus Estatutos
y que Tu Ley sea nuestra delicia.
Amén.
SEÑOR MI DIOS, ORACION PARA PEDIR FE.
«Señor, mi Dios,
Levanta mi alma de esta tiniebla hasta Tu Luz,
Encierra mi alma en Tu Sagrado Corazón,
Alimenta mi alma con Tu Palabra,
Unge mi alma con Tu Santo Nombre,
Prepara mi alma para escuchar Tu Plática,
Infunde Tu Dulce Perfume en mi alma, y Vivifícala,
Arrebata mi alma para deleitar Tu Alma.
Padre,
Embelléceme a mí, Tu hija,
Destilando Tu Pura Mirra sobre mí,
Tú me Has Llevado a Tu Corte Celestial,
donde tienen su asiento todos los Elegidos,
Tú me Has Mostrado a Tus Ángeles.
Ah, ¿ qué puede pedir todavía mi alma ?
Tu Espíritu me Ha Dado vida
y Tú que eres el Pan Vivo,
me Has Devuelto la vida.
Tú me Has Ofrecido de beber Tu Sangre
para que pueda
participar por siempre Contigo, de Tu Reino,
y vivir para siempre.
¡ Gloria al Altísimo !
¡ Gloria al Santo de los Santos !
¡ Alabado sea Nuestro Señor !
Bendito sea Nuestro Señor,
porque Su Misericordia y Su Amor
alcanza de edad en edad y
será por siempre.»
Amén.